La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que para el año 2030, la EPOC, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, será la tercera causa de mortalidad en el mundo. El 90% de los casos se debe al principal factor de riesgo que es el tabaquismo. También, influyen otros factores como la contaminación ambiental, la exposición a polvos y gases y las infecciones respiratorias.
La EPOC no tiene cura, pero se puede prevenir, tratar y sobre todo, se puede mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Por eso, el tercer miércoles de noviembre de cada año, se celebra el Día Mundial de la EPOC, con el objetivo de concientizar sobre la importancia de cuidar la salud pulmonar y proteger a las poblaciones vulnerables.
¿Qué es la EPOC y cómo se manifiesta?
La EPOC se caracteriza por una persistente limitación del flujo aéreo que dificulta la respiración. Se ocasiona cuando las vías respiratorias se inflaman y se estrechan, lo que hace que sea más difícil que el aire entre y salga de los pulmones. Las dos causas principales de la EPOC son la Bronquitis Crónica y el Enfisema. La primera surge cuando el revestimiento de las vías respiratorias se irrita e inflama constantemente, lo que produce inflamación y mucosidad. La segunda, daña a los alvéolos pulmonares (pequeñas estructuras similares a bolsas de aire), así como las paredes entre ellos.
Los síntomas de la EPOC comprenden:
- La falta de aire, especialmente al realizar esfuerzos físicos.
- Tos persistente que produce flema.
- Dificultad para respirar o sensación de ahogo.
- Sensación de presión en el pecho.
- Tos con sangre (en casos graves o avanzados).
Estos síntomas pueden empeorar con el tiempo o con la exposición a factores desencadenantes, como el humo del tabaco, el frío, la humedad, el polvo, el smog o las infecciones. Además, las personas con EPOC pueden sufrir exacerbaciones o crisis, que son episodios de empeoramiento agudo de los síntomas que requieren atención médica urgente.
¿Cómo se puede prevenir y tratar la EPOC?
La prevención es la mejor forma de evitar o retrasar el desarrollo de la EPOC. Para ello, se recomienda adoptar hábitos saludables como:
- No fumar ni estar expuesto al humo de tabaco ajeno. Es el factor más importante para frenar el deterioro progresivo de la EPOC y evitar sus consecuencias. Existen programas y tratamientos para ayudar a las personas que quieren dejar de fumar.
- Evitar la exposición al humo, polvos y gases que irritan los pulmones. En el caso de trabajar en ambientes contaminados, es necesario usar mascarilla o equipo de protección. También, es preciso tomar conciencia de que la contaminación atmosférica contribuye al desarrollo de la EPOC, especialmente en las zonas urbanas con mucho tránsito.
- Hacer ejercicio físico regularmente. Realizar actividad física mejora la capacidad respiratoria, fortalece los músculos, reduce la fatiga y ayuda a controlar el estrés. Se puede comenzar con actividades que no requieran grandes esfuerzos como yoga o caminar, pero sí es indispensable elegir una actividad que sea motivadora para lograr sostener el hábito. Antes de comenzar un entrenamiento es necesario consultar con su médico especialista o de cabecera.
- Mantener una alimentación saludable. Una dieta equilibrada aporta los nutrientes y la energía necesaria para mantener el peso ideal. Beber abundante agua para hidratarse es esencial para fluidificar las secreciones pulmonares.
Los adultos mayores, que constituyen gran parte de los pacientes del Sanatorio modelo Burzaco, son un grupo de riesgo para la EPOC. Si bien no hay una vacuna específica para prevenir la EPOC, el Calendario Nacional de Vacunación contempla la vacuna contra la influenza (gripe) y la correspondiente al neumococo, ambas permiten prevenir infecciones respiratorias que podrían empeorar la EPOC o causar complicaciones en personas que ya tienen EPOC. Con una adecuada prevención y tratamiento, se puede mejorar la calidad de vida de quienes la padecen y reducir el impacto de esta enfermedad en la sociedad.